Aquí, el amor no es un suspiro romántico, sino un espejo fracturado que refleja la incomunicación, la supervivencia y la búsqueda fallida de sentido. La obra narra la historia de un vagabundo sin nombre, expulsado de su hogar tras la muerte de su padre, quien deambula por Dublín hasta encontrarse con Lulú, una prostituta que lo arrastra a una relación tan grotesca como conmovedora. Beckett desmonta el mito romántico con precisión quirúrgica y el acto amoroso es una transacción donde el deseo se confunde con la necesidad de refugio.

Esta adaptación respira nihilismo beckettiano mediante una escenografía minimalista: un banco solitario y un protagonista que dialoga con el vacío. La dirección de Diego Sánchez opta por mantener a Lulú como una presencia fantasmal, voz en off que da eco de una realidad ausente, reforzando la alienación del personaje principal.

Primer Amor no es una obra para quienes buscan consuelo. Es para los que aceptan reírse de la tragedia y llorar ante lo ridículo. El Teatro Matacandelas, fiel a su legado, no ofrece respuestas: desnuda preguntas. ¿Es el amor la última farsa que nos mantiene vivos? ¿O acaso la única verdad en un mundo de mentiras? Como escribió Beckett en Malone muere: "Nada es más real que la nada". En esta puesta, esa nada tiene rostro, voz y un dedo manchado de mierda que escribe, en vano, el nombre de un amor que nunca fue.

“Comprendí que Joyce había avanzado todo lo posible en la dirección del mayor conocimiento, en el control del propio material. Siempre estaba sumándole cosas; no hay más que ver sus pruebas para comprobarlo. Comprendí que mi camino estaba en el empobrecimiento, en la falta de conocimiento y en la eliminación, en restar más que sumar”.

Aquí, el amor no es un suspiro romántico, sino un espejo fracturado que refleja la incomunicación, la supervivencia y la búsqueda fallida de sentido. La obra narra la historia de un vagabundo sin nombre, expulsado de su hogar tras la muerte de su padre, quien deambula por Dublín hasta encontrarse con Lulú, una prostituta que lo arrastra a una relación tan grotesca como conmovedora. Beckett desmonta el mito romántico con precisión quirúrgica y el acto amoroso es una transacción donde el deseo se confunde con la necesidad de refugio.

Esta adaptación respira nihilismo beckettiano mediante una escenografía minimalista: un banco solitario y un protagonista que dialoga con el vacío. La dirección de Diego Sánchez opta por mantener a Lulú como una presencia fantasmal, voz en off que da eco de una realidad ausente, reforzando la alienación del personaje principal.

Primer Amor no es una obra para quienes buscan consuelo. Es para los que aceptan reírse de la tragedia y llorar ante lo ridículo. El Teatro Matacandelas, fiel a su legado, no ofrece respuestas: desnuda preguntas. ¿Es el amor la última farsa que nos mantiene vivos? ¿O acaso la única verdad en un mundo de mentiras? Como escribió Beckett en Malone muere: "Nada es más real que la nada". En esta puesta, esa nada tiene rostro, voz y un dedo manchado de mierda que escribe, en vano, el nombre de un amor que nunca fue.

“Comprendí que Joyce había avanzado todo lo posible en la dirección del mayor conocimiento, en el control del propio material. Siempre estaba sumándole cosas; no hay más que ver sus pruebas para comprobarlo. Comprendí que mi camino estaba en el empobrecimiento, en la falta de conocimiento y en la eliminación, en restar más que sumar”.

Aquí, el amor no es un suspiro romántico, sino un espejo fracturado que refleja la incomunicación, la supervivencia y la búsqueda fallida de sentido. La obra narra la historia de un vagabundo sin nombre, expulsado de su hogar tras la muerte de su padre, quien deambula por Dublín hasta encontrarse con Lulú, una prostituta que lo arrastra a una relación tan grotesca como conmovedora. Beckett desmonta el mito romántico con precisión quirúrgica y el acto amoroso es una transacción donde el deseo se confunde con la necesidad de refugio.

Esta adaptación respira nihilismo beckettiano mediante una escenografía minimalista: un banco solitario y un protagonista que dialoga con el vacío. La dirección de Diego Sánchez opta por mantener a Lulú como una presencia fantasmal, voz en off que da eco de una realidad ausente, reforzando la alienación del personaje principal.

Primer Amor no es una obra para quienes buscan consuelo. Es para los que aceptan reírse de la tragedia y llorar ante lo ridículo. El Teatro Matacandelas, fiel a su legado, no ofrece respuestas: desnuda preguntas. ¿Es el amor la última farsa que nos mantiene vivos? ¿O acaso la única verdad en un mundo de mentiras? Como escribió Beckett en Malone muere: "Nada es más real que la nada". En esta puesta, esa nada tiene rostro, voz y un dedo manchado de mierda que escribe, en vano, el nombre de un amor que nunca fue.

“Comprendí que Joyce había avanzado todo lo posible en la dirección del mayor conocimiento, en el control del propio material. Siempre estaba sumándole cosas; no hay más que ver sus pruebas para comprobarlo. Comprendí que mi camino estaba en el empobrecimiento, en la falta de conocimiento y en la eliminación, en restar más que sumar”.

Aquí, el amor no es un suspiro romántico, sino un espejo fracturado que refleja la incomunicación, la supervivencia y la búsqueda fallida de sentido. La obra narra la historia de un vagabundo sin nombre, expulsado de su hogar tras la muerte de su padre, quien deambula por Dublín hasta encontrarse con Lulú, una prostituta que lo arrastra a una relación tan grotesca como conmovedora. Beckett desmonta el mito romántico con precisión quirúrgica y el acto amoroso es una transacción donde el deseo se confunde con la necesidad de refugio.

Esta adaptación respira nihilismo beckettiano mediante una escenografía minimalista: un banco solitario y un protagonista que dialoga con el vacío. La dirección de Diego Sánchez opta por mantener a Lulú como una presencia fantasmal, voz en off que da eco de una realidad ausente, reforzando la alienación del personaje principal.

Primer Amor no es una obra para quienes buscan consuelo. Es para los que aceptan reírse de la tragedia y llorar ante lo ridículo. El Teatro Matacandelas, fiel a su legado, no ofrece respuestas: desnuda preguntas. ¿Es el amor la última farsa que nos mantiene vivos? ¿O acaso la única verdad en un mundo de mentiras? Como escribió Beckett en Malone muere: "Nada es más real que la nada". En esta puesta, esa nada tiene rostro, voz y un dedo manchado de mierda que escribe, en vano, el nombre de un amor que nunca fue.

“Comprendí que Joyce había avanzado todo lo posible en la dirección del mayor conocimiento, en el control del propio material. Siempre estaba sumándole cosas; no hay más que ver sus pruebas para comprobarlo. Comprendí que mi camino estaba en el empobrecimiento, en la falta de conocimiento y en la eliminación, en restar más que sumar”.

Reseña del evento: *¡Macana rumbo a los Panamericanos!* Nuestro equipo de Ultimate Femenino de Medellín se prepara para representar a Colombia en República Dominicana, llevando con nosotras la fuerza, armonía y pasión que nos define. Para lograrlo, estamos organizando una fiesta inolvidable y de pura gozadera, donde cada entrada y cada baile nos acercan un paso más a nuestro sueño. ¡Únete, apoya el talento colombiano y sé parte del crecimiento de este deporte! 🎟️🔥

Velada Metafísica es un viaje al universo de Fernando González, el filósofo que desafió su tiempo y cuya voz sigue resonando en la actualidad. Con una puesta en escena sobria pero contundente, el Matacandelas logra capturar la esencia rebelde y existencial del escritor antioqueño. Esta obra nos sumerge en un torbellino de ideas, emociones y preguntas que siguen vigentes.

A través de un lenguaje teatral audaz y una puesta en escena simbólica, esta producción revive el pensamiento del brujo de Otraparte con una fuerza que desafía el olvido. Desde su estreno en 2007, Velada Metafísica ha recorrido escenarios nacionales e internacionales compartiendo esa rebeldía que es hoy más necesaria que nunca.

Fernando González, humorista, filósofo y cronista, es también el gran místico colombiano —el único—, un hombre en constante ejercicio del conocimiento experimental: consigo mismo, con la naturaleza y con la espiritualidad religiosa. Más que todo ello, fue y es lo que pocos se atreven a decir: UN GRAN POETA.

Velada Metafísica es un viaje al universo de Fernando González, el filósofo que desafió su tiempo y cuya voz sigue resonando en la actualidad. Con una puesta en escena sobria pero contundente, el Matacandelas logra capturar la esencia rebelde y existencial del escritor antioqueño. Esta obra nos sumerge en un torbellino de ideas, emociones y preguntas que siguen vigentes.

A través de un lenguaje teatral audaz y una puesta en escena simbólica, esta producción revive el pensamiento del brujo de Otraparte con una fuerza que desafía el olvido. Desde su estreno en 2007, Velada Metafísica ha recorrido escenarios nacionales e internacionales compartiendo esa rebeldía que es hoy más necesaria que nunca.

Fernando González, humorista, filósofo y cronista, es también el gran místico colombiano —el único—, un hombre en constante ejercicio del conocimiento experimental: consigo mismo, con la naturaleza y con la espiritualidad religiosa. Más que todo ello, fue y es lo que pocos se atreven a decir: UN GRAN POETA.

Velada Metafísica es un viaje al universo de Fernando González, el filósofo que desafió su tiempo y cuya voz sigue resonando en la actualidad. Con una puesta en escena sobria pero contundente, el Matacandelas logra capturar la esencia rebelde y existencial del escritor antioqueño. Esta obra nos sumerge en un torbellino de ideas, emociones y preguntas que siguen vigentes.

A través de un lenguaje teatral audaz y una puesta en escena simbólica, esta producción revive el pensamiento del brujo de Otraparte con una fuerza que desafía el olvido. Desde su estreno en 2007, Velada Metafísica ha recorrido escenarios nacionales e internacionales compartiendo esa rebeldía que es hoy más necesaria que nunca.

Fernando González, humorista, filósofo y cronista, es también el gran místico colombiano —el único—, un hombre en constante ejercicio del conocimiento experimental: consigo mismo, con la naturaleza y con la espiritualidad religiosa. Más que todo ello, fue y es lo que pocos se atreven a decir: UN GRAN POETA.

Velada Metafísica es un viaje al universo de Fernando González, el filósofo que desafió su tiempo y cuya voz sigue resonando en la actualidad. Con una puesta en escena sobria pero contundente, el Matacandelas logra capturar la esencia rebelde y existencial del escritor antioqueño. Esta obra nos sumerge en un torbellino de ideas, emociones y preguntas que siguen vigentes.

A través de un lenguaje teatral audaz y una puesta en escena simbólica, esta producción revive el pensamiento del brujo de Otraparte con una fuerza que desafía el olvido. Desde su estreno en 2007, Velada Metafísica ha recorrido escenarios nacionales e internacionales compartiendo esa rebeldía que es hoy más necesaria que nunca.

Fernando González, humorista, filósofo y cronista, es también el gran místico colombiano —el único—, un hombre en constante ejercicio del conocimiento experimental: consigo mismo, con la naturaleza y con la espiritualidad religiosa. Más que todo ello, fue y es lo que pocos se atreven a decir: UN GRAN POETA.

Edson Velandia y Adriana Lizcano son dos artistas colombianos originarios de Piedecuesta, reconocidos por su habilidad para combinar melodías cautivadoras con letras poéticas. Con una carrera marcada por diversas colaboraciones y proyectos musicales, han logrado consolidarse en la escena independiente gracias a su estilo único y a su capacidad para conectar con el público.

Ofreciendo una velada que promete ser memorable. Este dúo, reconocido por su compromiso social y su capacidad para reflejar la realidad colombiana a través de sus letras, interpretará canciones que han sido himnos en las movilizaciones sociales del país. Una cita imperdible para quienes buscan una conexión profunda entre música y sociedad.

Una noche de rasqa y resistencia en el emblemático Teatro Matacandelas, refugio de memorias y rebeldías. Adriana Lizcano y Edson Velandia traen un ritual sonoro donde las cuerdas de la guitarra rasgan los silencios cómplices y dan paso a los gritos de un pueblo que no se resigna.
El escenario se convertirá en una asamblea itinerante, entrelazando rasqas campesinas con rock visceral, letras que destripan las costuras de un sistema podrido, mientras el público corea versos de Panfletos como himnos de dignidad.
Entre canciones que huelen a tierra mojada y denuncias vestidas de humor ácido —esa mezcla que nos define—, recordaremos por qué el arte es trinchera. Cada acorde de La Guerrillera y cada redoble de la Batucada Guaricha trazarán un mapa de resistencias, desde las veredas de Piedecuesta hasta las grietas urbanas que el Matacandelas conoce demasiado bien.
Aquí, donde el teatro mismo es un sobreviviente sellaremos un pacto con los asistentes: seguir cantando hasta que la justicia deje de ser una metáfora.

Velada Metafísica es un viaje al universo de Fernando González, el filósofo que desafió su tiempo y cuya voz sigue resonando en la actualidad. Con una puesta en escena sobria pero contundente, el Matacandelas logra capturar la esencia rebelde y existencial del escritor antioqueño. Esta obra nos sumerge en un torbellino de ideas, emociones y preguntas que siguen vigentes.

A través de un lenguaje teatral audaz y una puesta en escena simbólica, esta producción revive el pensamiento del brujo de Otraparte con una fuerza que desafía el olvido. Desde su estreno en 2007, Velada Metafísica ha recorrido escenarios nacionales e internacionales compartiendo esa rebeldía que es hoy más necesaria que nunca.

Fernando González, humorista, filósofo y cronista, es también el gran místico colombiano —el único—, un hombre en constante ejercicio del conocimiento experimental: consigo mismo, con la naturaleza y con la espiritualidad religiosa. Más que todo ello, fue y es lo que pocos se atreven a decir: UN GRAN POETA.

“El nadaísmo se acaba todos los días entre las cuatro y las cinco de la madrugada”.
Este domingo 30 de marzo, a las 5:00 p.m., el Cabaret El Cantadero del Teatro Matacandelas se convierte en un escenario de resistencia, arte y celebración.
Tres figuras imprescindibles tejen un encuentro único: Pablus Gallinazus, poeta de la rebeldía y profeta de la canción protesta; Tita Pulido, su cómplice creativa en escenarios de lucha; y Fred Danilo Palacio Villa, visionario de la cultura que convirtió el arte en territorio de libertad.

Canciones que desafiaron dictaduras, versos censurados en los 70, proyectos que reinventaron comunidades y melodías que dieron voz a la inclusión: todo converge en esta cita ineludible. ¡Acompáñanos en este canto colectivo donde lo imposible se hace canción!

Velada Metafísica es un viaje al universo de Fernando González, el filósofo que desafió su tiempo y cuya voz sigue resonando en la actualidad. Con una puesta en escena sobria pero contundente, el Matacandelas logra capturar la esencia rebelde y existencial del escritor antioqueño. Esta obra nos sumerge en un torbellino de ideas, emociones y preguntas que siguen vigentes.

A través de un lenguaje teatral audaz y una puesta en escena simbólica, esta producción revive el pensamiento del brujo de Otraparte con una fuerza que desafía el olvido. Desde su estreno en 2007, Velada Metafísica ha recorrido escenarios nacionales e internacionales compartiendo esa rebeldía que es hoy más necesaria que nunca.

Fernando González, humorista, filósofo y cronista, es también el gran místico colombiano —el único—, un hombre en constante ejercicio del conocimiento experimental: consigo mismo, con la naturaleza y con la espiritualidad religiosa. Más que todo ello, fue y es lo que pocos se atreven a decir: UN GRAN POETA.

Velada Metafísica es un viaje al universo de Fernando González, el filósofo que desafió su tiempo y cuya voz sigue resonando en la actualidad. Con una puesta en escena sobria pero contundente, el Matacandelas logra capturar la esencia rebelde y existencial del escritor antioqueño. Esta obra nos sumerge en un torbellino de ideas, emociones y preguntas que siguen vigentes.

A través de un lenguaje teatral audaz y una puesta en escena simbólica, esta producción revive el pensamiento del brujo de Otraparte con una fuerza que desafía el olvido. Desde su estreno en 2007, Velada Metafísica ha recorrido escenarios nacionales e internacionales compartiendo esa rebeldía que es hoy más necesaria que nunca.

Fernando González, humorista, filósofo y cronista, es también el gran místico colombiano —el único—, un hombre en constante ejercicio del conocimiento experimental: consigo mismo, con la naturaleza y con la espiritualidad religiosa. Más que todo ello, fue y es lo que pocos se atreven a decir: UN GRAN POETA.

La XII Internacional Nadaísta celebra el aniversario del nacimiento del poeta Gonzalo Arango en diferentes ciudades de Colombia y el mundo. En esta ocasión, desde el Teatro Matacandelas, celebraremos la vida de otros personajes que hicieron parte de este movimiento.

A Eduardo Escobar, a quien lo recogió el silencio el 18 de marzo de 2024, lo celebraremos con la presentación del libro "Mis primeros setenta años", publicado por la editorial de Universo Centro, donde se encuentran los múltiples textos que Eduardo escribía para este medio.

Velada Metafísica es un viaje al universo de Fernando González, el filósofo que desafió su tiempo y cuya voz sigue resonando en la actualidad. Con una puesta en escena sobria pero contundente, el Matacandelas logra capturar la esencia rebelde y existencial del escritor antioqueño. Esta obra nos sumerge en un torbellino de ideas, emociones y preguntas que siguen vigentes.

A través de un lenguaje teatral audaz y una puesta en escena simbólica, esta producción revive el pensamiento del brujo de Otraparte con una fuerza que desafía el olvido. Desde su estreno en 2007, Velada Metafísica ha recorrido escenarios nacionales e internacionales compartiendo esa rebeldía que es hoy más necesaria que nunca.

Fernando González, humorista, filósofo y cronista, es también el gran místico colombiano —el único—, un hombre en constante ejercicio del conocimiento experimental: consigo mismo, con la naturaleza y con la espiritualidad religiosa. Más que todo ello, fue y es lo que pocos se atreven a decir: UN GRAN POETA.

La agrupación Los Yetis también marcaron una historia importante para el movimiento Nadaísta y Oso Pardo & Los Hanky Pankys, harán recorrido por la obra musical de la agrupación y así cerrar una verdadera velada nadaísta.

Fiesta temática pop de la década de los 90. Slogan: "Venga tan mañe como siempre quizo" Música a cargo de DJ ome apa. Merengue, merengue house, inglés, Britney Spears, pop, salsa, el carrapicho, el general, la hora local, rock en español, etc.