ANGELITOS EMPANTANADOS EN EL MATACANDELAS:
Entre el Rock y la Salsa o el Norte y el Sur
por: Maria Mercedes Jaramillo
Fitchburg state college. Oct. de 1995
La obra de Andrés Caicedo (1951-1977) Angelitos Empantanados (1971) fue el texto que sirvió de base para el último montaje del Teatro Matacandelas de Medellín. El texto del caleño recoge la fugaz historia amorosa de una pareja de adolescentes: Angelita Rodante y Miguel Angel Valderrama que viven en un barrio del norte en Cali; en torno a esta temática se teje la historia de las dos familias y de los habitantes de la ciudad en los últimos años de la década de los sesenta. La acción se centra en la parte norte de la ciudad, cuyos puntos de referencia son el colegio Berchmans, el liceo Belalcázar, el teatro Calima, el Parque Bolívar, el Club de Tenis, la Avenida Sexta, Mónaco y otros sitios, usualmente frecuentados por la gente que habita en el Norte. El montaje recrea la problemática que enfrentan los adolescentes al tratar de encontrar una identidad y un espacio en el mundo creado y controlado por los adultos. La obra se sitúa en un medio conservador y decadente donde padres, profesores y adultos en general son alcohólicos, corruptos, abúlicos y no tienen ningún impacto positivo en la siguiente generación. Este es el ambiente que permea la obra y que genera el descontento de los jóvenes. La pieza proyecta el estancamiento y la descomposición de las familias de clase media alta a través de los conflictos familiares entre las generaciones y en las relaciones de pareja. El miedo al cambio y el deseo de mantener el status que se refleja en la presencia de los guardias armados y uniformados en las mansiones y calles del Norte.
El amor y la sexualidad son los temas centrales de las conversaciones, sueños y disquisiciones de los adolescentes. En la relación con el otro buscan la redención y otra alternativa al medio sofocante en que están sumergidos. La búsqueda del otro reemplaza el amor filial, los juegos infantiles y los intereses escolares; el ser y el hacer cambian cuando se encuentra y se descubre el amor. El rechazo y la pérdida del otro también generan serias consecuencias en la conducta de los jóvenes ya que se sienten desubicados y solos en un mundo ajeno a ellos. Es el caso del Pretendiente quien al ser rechazado por Angelita pierde los parámetros que dirigían su quehacer existencial. El gestus y los monólogos de este personaje nos señalan los traumas de la adolescencia y evocan la intensidad y la angustia de Andrés Caicedo y de otros jóvenes de su generación quienes concebían la vida y definían sus intereses en términos del absoluto. Vemos las expectativas de los jóvenes de la época acordes a los cambios ideológicos surgidos a raíz del movimiento de mayo del 68; es un momento de renovación donde se cristaliza el descontento a través del arte, la política y las actitudes existenciales más literarias. El movimiento hippy con su liberación sexual y su crítica al consumismo y al materialismo de las sociedades más desarrolladas, tuvo una fuerte acogida entre los jóvenes de clase media de la época.
La pieza recrea los conflictos de la adolescencia y los enfrentamientos generacionales y los imbrica en los conflictos sociales y culturales de los diferentes grupos de la ciudad. Miguel Angel expresa su descontento con la situación en que se halla Cali, a través del arte y de la literatura se ha sensibilizado y desaprueba el control policial que se ejerce en las áreas exclusivas de la gente de clase media alta y de donde se excluyen a los otros:
"de tanto leer poesía y de tanto ver cine nos fuimos volviendo progresistas, por ejemplo dejamos de ver con buenos ojos, como cosa normal, que para todas las fiestas tuvieran que alquilar policía para defendernos de la gente del Sureste, y tanta pelea en la calle y la policía en toda parte, que al final era que me estaba poniendo nervioso andar en medio de tanta policía, se vinieron a destapar crímenes horribles..." (Caicedo, 121).
El Sur aparece como el oponente, donde viven los otros, los habitantes de las clases menos favorecidas, donde las actitudes, los ademanes y el lenguaje son diferentes y ubican a cada personaje en su mundo. El mal olor, los caños de aguas negras, el barro, los charcos, los perros criollos, los niños y los hombres sin camisa son los puntos de referencia del Sur. El único lugar que tiene un nombre es el teatro Libia. La oposición Norte/Sur, Ricos/Pobres, Nosotros/Ellos, Rock/Salsa va más allá de un simple estilo de vida o gusto musical. La ciudad y sus ciudadanos están escindidos en dos grupos sociales con intereses, expectativas e ideologías diferentes.
"Marucaco me preguntó que a dónde había comprado esos zapatos y yo le dije, frotándolos contra el pantalón, son Flor Sheim, me los trajeron de los Estados Unidos, y Marucaco se quedó callado, nos reímos todo el tiempo de las cosas que nos contaban, eran simpatiquísimos, ahora en el San Juan Berchmans yo iba a portarme distinto a todos los alumnos luego de tener esa experiencia, de verlos a ellos tan distintos, tan felices, los tres con camisas de etamina. "Son lo último para tirar boletería" decían, yo les hablé de Herman Melville y de libros bien famosos ¿pero cómo hacía si ellos nunca habían oído hablar de eso?, se hacían los interesados, me escucharon con atención como quien desea aprender, pero qué va, se distraían completamente cuando uno cantaba un pedazo de esa música que no me gusta y el otro le hacía coro..." (Caicedo, 125-126).
Yuri Lotman analiza la dinámica que cohesiona a los diversos grupos humanos y encuentra que cada uno de ellos desarrolla una serie de normas y conductas que les permite identificarse como un nosotros; todos los que pertenecen a otro grupo son clasificados como ellos, los intrusos, los invasores, es decir; los oponentes. En este caso la gente del Sur (Marucaco, Mico y el Indio) que se diferencian de Angelita y Miguel Angel por su vocabulario, por los gustos y por la ropa. La separación entre nosotros y ellos se hace evidente en la nominación de los personajes, los adolescentes del Sur tienen sobrenombres que señalan la diferencia racial y el comportamiento social inferior (mico, indio, caco). Por el contrario, los jóvenes del Norte tienen nombres propios que los ubican entre las familias ricas o prestigiosas de la ciudad. Sutilmente el texto estratifica a los personajes y crea indicios de conducta y expectativas en el espectador/a. Angelita y Miguel Angel son los angelitos empantanados, que visitan el sur en una misión más de conocimiento que de redención; pero de alguna manera son los personajes que propiciarían el cambio y el encuentro entre los dos sectores de la ciudad. Su muerte clausura toda posibilidad de reconciliación entre estos dos polos de oposición. El beso rechazado es el motor del crimen y se da la separación total. Nace la desconfianza y el miedo, ya que entre los dos grupos no hubo nunca puntos de encuentro, el deseo de Marucaco y el asco de Angelita develan los verdaderos sentimientos de los personajes.
La vergüenza y el miedo son los mecanismos que, según Lotman, regulan y autocontrolan los diferentes grupos sociales. El miedo es causado por agentes externos y controlan a la persona que lo padece; generalmente un grupo superior controla al inferior a través del miedo y de las amenazas. La vergüenza es causada por mecanismos internos y las clases dominantes se autocontrolan por el temor "al qué dirán". Miguel Angel desea romper los estereotipos de su clase y crearse un espacio diferente y propio, en un mundo separado por las convenciones sociales y el miedo al otro. El acercamiento entre los dos grupos es imposible por las actitudes preconcebidas y por la desconfianza mutua, que refleja la diferencia social, económica y cultural de los jóvenes.
Otro personaje importante dentro de la obra es Berenice, la prostituta que inicia a Miguel Angel en la sexualidad. A partir de este momento el interés del joven por Angelita cambia. El cuento de Edgar Allan Poe, Berenice, es el subtexto que yace en esta parte de la historia de Miguel Angel y sus amigos del colegio. La relación con Berenice proyecta las expectativas de los adolescentes con la sexualidad: el miedo y la fascinación que les produce. Los dientes blancos y perfectos, por los que se sienten atraídos, connotan el temor a la vagina dentada. "Recuerdo que el hombre tuvo que enterrar viva a su amada para extraerle los dientes que le habían negado toda paz..." (Caicedo, 113) Angelita y Berenice son los dos polos de la relación amorosa que divide a las mujeres entre vírgenes y putas, entre activas y pasivas, y crea relaciones perversas en la pareja.
"Cuando conocí a Angelita todo el mundo me dijo que había cambiado: cuando conocí a Berenice la gente se quedaba era reconociéndome" (Caicedo, 102-103). La actitud de Miguel Angel y de sus amigos hacia las mujeres cambia y marca las relaciones futuras con otras mujeres; así, Ricaurte le chupa los dientes a la novia y Miguel Angel pierde interés en Angelita, ya que en las novias de su misma clase no encuentran la satisfacción a sus deseos. La sexualidad y el amor se escinden como también queda escindido el objeto de deseo: puta o virgen.
La música (el rock, la salsa, la ópera) y los sonidos (del despertador, del teléfono y del radio) tienen una importante función indicial en la pieza del Matacandelas. Primero que todo cumplen una función tópica ya que nos ubican en los diferentes espacios: el Sur, el Norte, el cementerio, la casa de Miguel Angel, el cuarto de Angelita, al prostíbulo. Segundo, marcan el ritmo de la pieza y crean la atmósfera de cada lugar. Tercero, revelan la confrontación entre lo foráneo y lo propio; es decir, entre una actitud eurocéntrica y una etnocéntrica. Cuarto, el nos da indicios de tiempo, lugar y acción, a la vez que da indicios de los problemas que aquejaban a la sociedad y las expectativas de las autoridades para solucionar "dichos problemas".
Cristóbal Peláez utiliza el sonido y la música para crear tensiones entre escenas y personajes. La ópera que escucha la madre de Miguel Angel proyecta un mundo estancado y decadente donde sólo la muerte es la única posibilidad de liberación. La salsa y el rock son los ritmos de una juventud desorientada que mira hacia horizontes diferentes en busca de una salida a la rutina y el desencanto. El despertador controla la vida de la familia Rodante; su presencia cambia el ritmo en la vida de Angelita, ya que su sonido eficiente destruye los sueños de la joven que se niega a despertarse e iniciar el día de esta forma. El despertador y el teléfono marcan el ritmo de las relaciones familiares. Su presencia o ausencia tienen un valor indicial, cada sonido marca el inicio de una escena y/o nos traslada a otro espacio o momento. La soledad de Angelita, el deterioro de sus relaciones familiares y amorosas queda unido al sonido del despertador o del teléfono. Los objetos reemplazan a los sujetos y la vida va perdiendo sentido para la joven; la relación con los padres cambia y finalmente su relación amorosa se acaba con la presencia de Berenice. El aislamiento y la soledad de los personajes se reflejan en escena a través del teléfono; los diálogos telefónicos y el fluir de conciencia reemplaza la interacción e intercambio entre los diferentes personajes. El radio que narra las noticias del momento hace la función del coro ya que informa al espectador/a de los sucesos y sirve de hilo conector entre escenas; entre una imagen sugerida y un hecho realizado.
En la escena del teatro Libia también acertadamente se refleja la separación entre los dos grupos, ya que dialogan sin mirarse, separados por una prudente distancia y con la gestualidad y la Kinesia se recrean estos sentimientos de desconfianza y miedo entre los jóvenes del Sur y del Norte.
El escenario dividido en diferentes compartimientos, la decoración y la música logran recrear el ambiente de cada espacio; el ritmo emocional de cada momento es acentuado con la luz y el sonido. La anécdota no es recreada en forma cronológica, cada escena hace un contrapunto a la anterior; la música y los sonidos sirven también de hilo narrativo que destacan una acción y nos evocan una imagen o sensación. Así, la pieza se enriquece con las imágenes, los sonidos y el manejo de la luz (el claroscuro, las sombras) porque sugieren una atmósfera y crean expectativas en el espectador/a.
El montaje del Matacandelas logra recrear una época y una actitud ante la vida. El mundo de Andrés Caicedo es recreado a través de los diálogos, los gestus, la penumbra y la música, elementos que nos acercan a una experiencia vital y a un testimonio auténtico de una época y de una sociedad determinadas. La pieza recrea el argot caleño que refleja una ideología y una posición determinada ante el mundo (cosmovisión), es lo que Bakhtin denominó como skaz. Es una obra polifónica que da voz y presencia al otro, y lo recrea dentro de parámetros culturales propios. Este es, en mi opinión, el gran aporte de Caicedo y del Matacandelas a la literatura y al teatro nacional. El skaz es el elemento autóctono que ubica la obra en sus coordenadas cronotópicas y que nos permiten reconocer y analizar el quehacer existencial de un grupo social determinado. La problemática generacional, el enfrentamiento cultural entre Norte y Sur y el conflicto amoroso entre ángel y puta son los elementos que universalizan la obra y la hacen válida para cualquier espectador/a.
BIBLIOGRAFÍA
Bakhtin, Mikhail. Problems of Dostoievsky´s Poetics. Edición y traducción de Caryl Emerson, Minneapolis: University of Minnesota, Press, (1989): 182-183.
Caicedo, Andrés. Angelitos Empantanados o Historias para Jovencitos. Medellín: Lealon, 1977.
Lotman, Yuri. Estructura del Texto Artístico. Trad. Victoriano Imbert. 2ª. ed. Madrid: Ediciones Istmo, (1982): 205-206.