ELLA QUISO SER DIOS
por:Jorge Olazo, Manizales, 2002
Medellín es la ciudad invitada de honor en Manizales. uno de sus grupos más representativos, teatro Matacandelas, llegó con un estridente musical
Una banda de músicos. Dos trompetas, una batería y un bajo, un saxo y un teclado. Al frente de aquel grupo ficticio que se hace llamar "Her Kind" está Anne Sexton, quien se encarga de contar con música la vida y milagros de una mujer tan talentosa y maldita como ella: Sylvia Plath, la poeta que hundió la cabeza en un horno a gas abierto para terminar con 31 años en la brega.
Esta es la situación propuesta por Matacandelas, uno de los grupos teatrales más renombrados de Medellín, para rendir homenaje a la Plath y a su poesía, o a su manera de ver el mundo, que es lo mismo.
Los tópicos son los comunes cuando se aborda la biografía de la poeta: la tormentosa relación con su madre, su amor con Ted Hughes, su terrible suicidio en 1941. Pero el punto de partida para el enfoque de "La chica que queria ser Dios" está en un suceso trágico de la infancia. Fue la muerte de su padre que la llevó a decir "No volveré a dirigirle la palabra a Dios", y la convirtió en lo que se convierten aquellos que tienen el don de convertir la introspección en arte: una deicida (o alguien que pretende tener -y ejercer- el poder divino).
La puesta es ambiciosa pues mezcla música en vivo (blues, swing y bastante rock pesado interpretado en vivo de manera eficiente por los propios actores) con el relato de la historia de la poeta exclusivamente a través de sus poemas. Y si bien hay momentos en que esta alianza música-poesía se encuentra algo forzada, es claro que la intención de Matacandelas no es agotar la complejidad del personaje, algo que queda largamente demostrado pues se aborda solo la cólera y la tenacidad con que llevó adelante una obra cargada de fatalismo. Según su director escénico Cristóbal Peláez, "la forma de musical agradable y distendido soslaya la capa dramática, trágica" de la vida de Plath. Y sirva la aparición de Sexton, quien también se suicidó años después, para servir de hilo conductor en un montaje estruendoso y conmovedor.